La tristeza, el agotamiento, la desesperación y la frustración ante lo que percibimos como imposibilidades, a menudo constituyen el núcleo de lo que solemos llamar depresión. Es complejo desglosar exhaustivamente este fenómeno, ya que cada persona llega a esta situación por caminos y experiencias únicas.
Muchas terapias psicológicas y psiquiátricas convencionales buscan agrupar estas vivencias y condiciones para reducirlas a un único problema: la falta de felicidad. Como si lo único importante fuera mantener una sonrisa a toda costa. Por eso, se ha vuelto una tendencia que los tratamientos se enfoquen meramente en empujar a las personas a retomar sus vidas con un paliativo que las sostenga. Para algunas personas, esto puede ser suficiente; cesar la intensidad del dolor emocional para al menos continuar con el “piloto automático” de la vida.
La Perspectiva Psicoanalítica: Un Giro a la Tristeza y la Añoranza
En contraste, el psicoanálisis, y más específicamente el psicoanálisis lacaniano, ha aportado una visión crucial en relación con esta supuesta “falta de felicidad”. Se trata de la posibilidad de darle un giro a la tristeza. En lugar de verla como un sentimiento a erradicar, se propone trabajar con aquello que se añora.
Y es que, en el corazón de esta situación, la verdadera razón detrás de la falta de felicidad es a menudo una añoranza no resuelta. Una añoranza puede manifestarse como un deseo profundo, un sueño no cumplido, o la pérdida significativa de alguien o algo que antes nos llenaba de luz y propósito.
Ninguna pastilla puede reponer o reemplazar aquello que nos sostenía. De la misma manera, una risa no es sinónimo de plenitud. Seguramente hemos sido testigos de esa “sonrisa nerviosa”: una aparente alegría que, detrás, esconde un profundo dolor.
Escuchar Más Allá de lo Obvio: El Inconsciente en la Depresión
Lo que el psicoanálisis ha posibilitado es escuchar más allá de lo obvio, más allá de lo inmediato. Aquello que llamamos inconsciente no es más que aquello que a veces preferimos no decir; lo que en el fondo sabemos, pero no nos atrevemos o no podemos nombrar por diversas razones. Y mientras esto se mantiene “bajo la alfombra”, no hacemos más que tropezar una y otra vez con ello, haciendo aún más evidente nuestra añoranza.
¿Qué has perdido? ¿Qué es eso que te hace falta? ¿Qué es aquello que te mantiene alejado o alejada de sentirte satisfecho o satisfecha? Estas preguntas sirven como un faro para comenzar el camino hacia una sanación genuina.
¿Por qué los Tratamientos Superficiales a Menudo Fallan?
Nos han dicho que la depresión se cura con neurotransmisores y hormonas. Sin embargo, quienes han probado los medicamentos o un tratamiento psicológico centrado únicamente en paliativos, probablemente ya saben que la duración de esas “curas” suele ser fugaz. Poco después, la depresión o el estrés reaparecen.
Entonces, nos hacen creer que la depresión o el estrés son parte de nuestra personalidad, parte de nuestra identidad, condenándonos a una enfermedad crónica. Muchos tratamientos fallidos se han refugiado en conseguir que las personas se identifiquen como “enfermos” eternos, que aspiran solamente a hacer “llevadera” su situación. Dejando de lado aquello que regresa una y otra vez; aquello que resulta ser la verdadera clave: la añoranza.
La Añoranza: La Clave Oculta de tu Malestar
Estas añoranzas aparecen de muchas formas: recuerdos recurrentes, sueños vívidos, fantasías persistentes, autorreproches constantes, escenas que se reviven una y otra vez en la cabeza, pesadillas, pensamientos obsesivos e incluso acciones físicas atípicas. La tristeza no solo se manifiesta en forma de llanto.
Lo que parece ser su resistencia es precisamente el punto por donde se puede “destrabar”, siempre y cuando se logre escuchar que esa añoranza es formativa y significativa. Una de las cualidades más impactantes de la añoranza es que no conoce de temporalidad. No se queda en el pasado ni aguarda al futuro; la añoranza se mantiene vívida. No importa si lo que se añora ocurrió hace muchos años, si es algo que aún no ha ocurrido, si la posibilidad se cerró (como la muerte de un ser querido), o si se trata de una imposibilidad. La añoranza nos alcanza para recordarnos que algo esencial de nosotros es parte de eso.
El Tratamiento Psicoanalítico: Un Camino de Transformación Profunda
Lo que ocurre en un tratamiento psicoanalítico es precisamente esa oportunidad de desentrañar, escuchar y trabajar con esas añoranzas. No se trata de “curar” la tristeza en el sentido de eliminarla, sino de comprenderla, darle un lugar y transformarla en una fuente de autoconocimiento y crecimiento. Es un proceso que te permite integrar aquello que te ha faltado o que has perdido, para así avanzar hacia una vida más plena y auténtica.
¿Estás listo o lista para explorar lo que tu añoranza tiene que decirte?